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METALOGO Nº 1 SOBRE REHABILITACION

METALOGO Nº 1 SOBRE REHABILITACION

Mario Muñoz Méndez

Lo que sigue es una conversación ficticia, redactada a partir de varias conversaciones reales que han ocurrido en nuestras oficinas, situadas en una casa común y corriente de una comuna en el sector norte del Gran Santiago. La conversación en referencia acontece entre los responsables del Programa Libertad Asistida (PLA) y dos visitas cualesquiera, interesadas en el tema que nos ocupa.
El vocablo "metálogo" lo tomamos en préstamo del antropólogo G. Bateson, pues nos sirve para desarrollar más libremente nuestras ideas .

Visitas: Queremos hacer un estudio sobre la rehabilitación conductual en nuestro país...¿podrían ustedes explicarnos qué entienden por rehabilitación y cómo la realizan en su Programa?
PLA : Nosotros solemos decir que cada vez sabemos menos del concepto, lo que se va incrementando en la misma medida de nuestra experiencia en el área. Lo que ahora pretendemos es hacer una "rehabilitación de la rehabilitación", esto es, nos gustaría que la palabra -ya legitimada en el vocabulario técnico- encontrase su significado definitivo en lo esencial.
V : ¿Cómo así?
PLA : Nos parece que "rehabilitación" es un concepto asumido, no puesto en cuestión. En el uso que se hace muchas veces conlleva la idea implícita de cambiarle un switch a un sujeto-ente pasivo, fuera de sus contextos naturales. A través de un activismo, o desarrollo de actividades, se pretende acceder a un núcleo oculto, quizá la "estructura de la personalidad", para producir el fenómeno mágico de la rehabilitación.
V : ¿Ustedes creen en eso?
PLA: Gracias por usar la palabra creer, porque esto es asunto de creencias, sin duda. Lo que nosotros creemos es que la rehabilitación es un "principio explicativo". En una obra de Moliére, creo, el actor decía que el opio hacía dormir porque contenía "principios dormitivos" . Una tautología perfecta. Rehabilitar también puede ser al estilo de Moliére: para rehabilitar hay que usar "principios rehabilitativos". Es decir, rehabilitar ha sido, al parecer, una vara de nosotros como observadores-rehabilitadores con la cual medimos algo que no sabemos, pero que supuestamente ocurre en alguien que antes se portaba mal.
V : Nos da la impresión de que se entiende la idea general, pero...
PLA : ...pero les parece vago. ¿Como si para rehabilitar hubiese que tener más certidumbres? ¿puede ser?
V : ¡Sí, pues! Existen escuelas de trabajo, comunidades terapéuticas, centros de orientación y terapia familiar, etcétera, etcétera... ¡ y todos tienen metodologías y formas de hacer las cosas!
PLA: En cambio, nosotros creemos que es clave discutir o criticar -en un sentido kantiano- qué es la palabra misma, a qué alude, y qué supuestos epistemológicos le dan sentido. Les explico: hace unos días mi hija Javiera estaba estudiando y hablaba de los diversos científicos que habían descubierto las leyes de la naturaleza. A ella le enseñaban que las leyes de la naturaleza estaban allí y se podían aprehender. Callé y pensé: “así educan a nuestros hijos, con este tipo de silenciosas certidumbres". Sin duda, las leyes de la naturaleza están allí, en nuestro lenguaje, como una construcción verbal, como una convención lingüística con status de realidad trascendente y revelada. Esto es difícil de entender, y transforma nuestra manera de conocer, desde luego.
V : ¿Y qué pasó con tu hija?
PLA: No podía desadaptarla de su contexto escolar y que se arriesgara a bajar sus notas con este tipo de disgresiones. Sin embargo, le hice una pregunta con el fin de apoyar su juicio crítico. Le dije: "¿tú crees que los relojes dan la hora?". Ante su respuesta afirmativa, argumenté que un reloj no da la hora, que éste sólo funciona y que el que hace la operación de ver la hora es un observador, una persona que lee la hora.
V : Entonces... ¿ustedes no creen en la rehabilitación como hecho concreto? ¿Es sólo un asunto subjetivo que no tiene indicadores observables?
PLA: A ver, aquí hay varias cosas ¿Cómo poder decirlo? Podría ser a través de una metáfora ya conocida: se trata de no confundir el mapa con el territorio (que, en nuestro caso, es el mapa de los demás). Lo complicado ocurre cuando sólo trabajamos con el mapa, olvidando el territorio, cuando acomodamos este último para que calce con nuestras explicaciones. Esta metáfora da para mucho, pero provisoriamente la usamos para graficar qué nos ocurre frente a un determinado dominio de cosas. Los indicadores que construyamos, más o menos "objetivos" y verificables no son independientes de nuestras explicaciones finales, del mapa que hemos levantado de un determinado territorio.
V: Pero... un mapa siempre es útil cuando se visita algún lugar por primera vez...¡ es una aproximación al territorio real que estamos pisando...!
PLA: Mira..., por ahí leí de un señor que encargó a Pablo Picasso que pintara a su esposa, pero tal como ella era (no como sus pinturas habituales, con curiosas deformaciones cubistas). El pintor le preguntó cómo era su esposa. El señor sacó una pequeña foto, ante lo cual el pintor comentó: "es muy pequeñita su esposa, y además bastante aplanadita". Queremos decir con esto que todo está jugándose, de alguna forma, en el plano de las representaciones. Y ni los pueblos arcaicos cayeron en la idea de creer que la eficacia simbólica de una magia se debía al poseer la cosa en sí, independiente del efecto metonímico o metafórico de la representación. Entonces, hay mapas y mapas. Físicos, políticos, climáticos, etc. Los mapas son hechos por un observador y no existe observador desinteresado o sin intenciones (hidrográficas, agronómicas, viajeras, etc.).
V : Interesante eso de la eficacia simbólica...
PLA: Sí, al parecer en esos pueblos el representar no se distanciaba tanto de lo representado . Quizá esto daba salidas más fáciles a una serie de fenómenos y procesos al poner el "locus de control" en ellos mismos. En estas culturas arcaicas un trasgresor no era segregado de su tribu, sino que, muchas veces, se hacían los rituales correspondientes para reintegrarlos al colectivo. Si el ritual de integración no se ejecutaba, entonces el sujeto podía morir rápidamente de inanición o fiebre . El indicador (el ritual realizado u omitido) era el mismo para el trasgresor y la tribu.
V: Muy bien, pero volvamos a la rehabilitación como hecho concreto... ¿cómo tratan Uds. a los jóvenes de alto compromiso delictual?
PLA: De la misma forma que a los de bajo compromiso delictual.
V: Parece que no nos estamos entendiendo... se supone que las metodologías deben adecuarse a las características del sujeto de atención.
PLA: Bajo, mediano o alto compromiso delictual corresponden a perfiles construidos por un observador, interesado más bien en ordenar que en sugerir cómo deben hacerse las cosas. El locus de control de la situación queda en el observador que hace la distinción y no, necesariamente, se informa de presuntos atributos "objetivos" de lo observado. Siempre que escuchamos este tipo de clasificaciones nos acordamos de una frase que revela la racionalidad renacentista, asociada al desarrollo incipiente de la perspectiva: "un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar". Esta clasificación en niveles de compromiso delictual, entonces, puede ser relativamente útil en sistemas cerrados donde interesa desagregar para mantener el control. Nosotros, inversamente, pensamos que es un riesgo relacionarse con perfiles para dejar de relacionarse con personas.
V : Pero entonces, derechamente, ¿cómo lo hacen Uds.?
PLA: Conversamos, es más, afirmamos que por eso nos pagan. Lo tenemos escrito ahí, en el vértice superior del pizarrón, cómo la máxima que preside nuestras reuniones.
V : Pero...¡todos conversamos! ¿o se refieren a que le hacen terapia a los jóvenes?
PLA: Terapia es una palabra que, etimológicamente, significa ayudar. Entonces, en un sentido amplio sí lo hacemos. Y en un sentido restringido también lo hacemos. Pero todo es conversar, es establecer coordinaciones de acciones que abren futuro. O es entrar en las explicaciones que las personas tienen respecto de lo les que pasa.
V: ¿Qué hace distinto el conversar de Uds. con cualquier otra conversación?
PLA: Nosotros decimos que trabajamos sobre infraestructuras verbales, que es casi lo único que tenemos. Diferimos de otras iniciativas institucionales que privilegian el proveer de actividades a los jóvenes, o someterlos a procedimientos especiales con el supuesto de educarlos, compensar sus déficits de socialización o mejorar su autoestima. Todo eso está muy bien, pero si nos olvidamos que lo único que tenemos son las palabras - nuestra moneda de transacción con el otro- estamos mal. Así quedamos enfrascados en nuestro propio mapa, en nuestras propias explicaciones, imponiéndolo sobre el territorio en que operamos (es decir, el mapa de los demás).
V : ¿Podrían explicarnos mejor?
PLA: Trabajamos sobre y acerca de infraestructuras verbales, no sobre territorios concretos (circuitos neuronales, conductas trasgresoras, etc.). Si nos debemos dar a nosotros mismos una explicación respecto de algunas "carencias" de nuestro sujeto de atención, con frecuencia nos preguntamos: ¿estas carencias están ahí? ¿o son construcciones que he armado yo como observador intencionado? Operamos, entonces, con la creencia técnica de que lo que mantiene un determinado orden de cosas son las explicaciones, y las explicaciones -propias o de nuestro sujeto de atención- son construcciones verbales. Y pensamos que esto vale para las personas, las familias, las comunidades y sociedades. A la base del rito (conducta observable) siempre es posible encontrar el mito (las explicaciones de origen y causación). Este par mito/rito es indisoluble, como sugieren los antropólogos. El rito, como secuencia ordenada y estructurada de comportamientos recurrentes, halla su razón de ser en el orden mitológico, que otorga el sentido y hace inteligible los actos para un participante.
V : Siguiendo esta idea, ¿la rehabilitación es asunto del mito más que del rito?
PLA: No podemos separar la conducta de las explicaciones. Nosotros creemos que para activar un cambio hay que tomar el mito, la cultura social o familiar, el propiospecto individual , que se constituyen en las explicaciones compartidas (en una familia, en un colectivo) cristalizadas en el lenguaje. El mito es una explicación, una explicación es lenguaje, y lenguaje con un orden de causalidad y sentidos: "esto ocurre porque; se hizo aquello para..., etcétera". Es un relato, una narrativa construida. Su valor no está fundado en la verdad u objetividad de sus aseveraciones sino, más bien, en la verosimilitud que ese relato tiene para los que creen en él.
V: ...y todo lo anterior... ¿en qué se traduce?¿No creen Uds. que conocer las explicaciones de los sujetos puede ser una larga y fatigosa tarea? ¿O que, en el camino, les vayan contando un cuento, más que ir develando su propio mito?
PLA: Bien, nosotros exhibimos un porcentaje de fracasos, que podemos atribuirlo a la imposibilidad de entrar en las explicaciones de la gente o a que, como Uds. plantean, nos cuenten sólo un cuento. Inversamente, en los casos de logros, que afortunadamente son más que los de fracaso, es donde hemos podido entrar en las explicaciones de la gente. Y al entrar hemos logrado hacer una construcción conjunta alternativa (algunos hablan de co-construcción respecto de esta idea), armar una narrativa diferente a la que existía. En palabras de C. Lévi-Strauss, tomamos los mitemas de un mito y reordenamos las piezas para crear otro mito, una posibilidad que estaba contenida virtualmente desde el principio en cada mito original.
No podemos saber nunca si lo dicho es o no es cierto, si es cuento, en términos de las máscaras posibles de una cultura de la presentación (o representación). En definitiva, lo único que tenemos son las palabras.
V: O sea, les pagan por conversar (risas...).
PLA : Sí, pero en un determinado dominio, con determinada intencionalidad y para obtener determinados resultados. No es una conversación al aire, sin intención, aunque paradojalmente creemos en la equifinalidad de las conversaciones .
V: Si para rehabilitar hay que relativizar tanto...¿cómo se entiende el no relativizar también los delitos o una "cultura delictiva" asociada a ellos? Así, podemos caer en el extremo de absolutizar lo relativo!
PLA : Nosotros proponemos sólo relativizar los absolutos con que pensamos, en tanto se pueda. Y ésta es una operación de un observador (lo mismo que no hacerlo). En este sentido, no desconocemos los consensos legales. No son para nuestros efectos una realidad que, en el vivir cotidiano, dependen del sujeto. Operamos, en este plano, con la idea de ser terceros excluidos: el sujeto, el Tribunal que nos deriva, nosotros como observadores-rehabilitadores. Actuamos aquí "como si" fuésemos observadores fuera del fenómeno observado, de algún modo. Es la idea de "caja negra", en la Teoría de la Información: el Tribunal aplica un procedimiento o sanciona algo, nosotros operamos aceptando esas definiciones, que entendemos como realidades consensuales con carácter de ley.
V : ¿Este es el tema de los contextos obligados, coactivos o judiciales?
PLA : Sí, y es todo un tema, bastante complejo y que desafía nuestras propias creencias en cierta medida.
V : ¿Podrían explayarse más sobre esto?
PLA : Preferimos, por el momento, dejarlo en suspenso. Nuestra sub-directora está escribiendo algo sobre aquéllo, y esperamos que ese artículo se difunda generosamente.
V : De acuerdo. Bueno, les damos las gracias por su tiempo. Un comentario: nos parece que lo que Uds. dicen, o las ideas que transmiten, están en una onda que ha tomado vuelo últimamente. Reconocemos, por ejemplo, algo de H. Maturana, de las ideas posmodernas ¿están de acuerdo?
PLA : Puede ser, es difícil estar ajenos a las influencias epocales. Pero Uds. se sorprenderán si saben que estamos leyendo cosas que Bateson escribió hace varias décadas. Quizá a la ciencia oficial no le ha convenido asumir las ideas de Bateson, o probablemente todavía es poco conocido, no sabemos. Pero no nos influye sólo este autor, también otros, y lo más importante, nuestra propia experiencia. Esta forma de entender los problemas y situaciones humanas, nos parece, lleva una exigencia ética a la base: no existe ninguna legitimidad a priori que permita imponer nuestras definiciones de la realidad, por encima de las definiciones que hace el otro. Entonces, no nos queda otra que conversar.
V: ¿Y cuándo podríamos seguir conversando? Parece que nos quedaron bastantes temas abiertos. Uno de ellos podría ser cómo calza todo esto que Uds. proponen con conceptos tales como "rentabilidad de la plaza", ranking por "resultados de excelencia" u otros parecidos.
PLA: Bien, la lógica económica es impecable. Si se tiene definido el número y la operación, los resultados serán invariables. El observador ratificará la recurrencia de su observación. Pero en el plano de los sentidos y significados las cosas cambian, el observador pasa a jugar un papel imposible de evadir.
Pero, conversemos de esto, de acuerdo. Nos quedan bastantes temas abiertos y ¡qué bueno que así sea!, porque cuando los temas se cierran y se agotan se corre el riesgo de convertirse en experto en ese tema. Mejor ser medianos generalistas a ser oscuros especialistas, lo que, según Ortega es una forma de la barbarie.
V : Bien, ¿les parece en dos semanas más?

Independencia, junio de 1997.
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